Gumersindo Lafuente: ¿Tiene la culpa Internet?

Será mi nueva secretari@ la encarcargad@, si queréis, de leeros y/o traduciros este interesante artículo publicado por Gumersindo Lafuente, actual director de soitu.es, en el número de diciembre de 2008 de la revista Esquire. Siento mucho que mi nuev@ compañer@ no os lea más de 250 caracteres. Como estoy empezando en esto, no le puedo pagar para que lea más. Y no pienso llamar a Wyoming . Copiad y pegad (las palabras de Lafuente aparecen debajo de mi secretari@)




"Oportunidad, esa es la palabra clave en estos momentos de confusión que vive la industria del periodismo. El pesimismo se ha ido apoderando de los gestores de grandes medios de comunicación en los últimos años. Todos ven ya, no sólo intuyen, cómo algo tremendo está pasando a su alrededor. Algo que tiene mucho que ver con la sustancia de su negocio, pero no se para en sus despachos, no atiende a sus decisiones, no reporta beneficios en sus cuentas de resultados.

¿Y los periodistas? Acostumbrados a ser el ombligo del mundo, el eslabón necesario en la cadena de creación de estados de opinión, el filtro imprescindible para fijar la agenda informativa, se ven cada día más desbordados por un nuevo escenario en el que su poder y su influencia se empieza a reducir de manera dramática.

Toda esta revolución tiene un nombre: Internet. Los soportes digitales y su particular manera de crear y divulgar la información son el motor de todos estos cambios que han puesto contra las cuerdas a las maquinarias más poderosas de los mayores grupos de comunicación de todo el mundo. Ahora, además, a los problemas estructurales del negocio de la Prensa, que no comenzaron ayer, que tiene su principio en una ceguera que dura ya al menos diez años, se ha unido la crisis económica internacional, que va a acelerar los procesos de degradación que ya estaban irremediablemente en marcha. ¿Qué ha sucedido en poco más de diez años para llevar a los medios convencionales a una situación de despiste y desamparo que en ocasiones bordea lo ridículo?

Muchas cosas, alguna verdaderamente dramática, porque tiene ya difícil solución y está relacionada con cómo se han sostenido económicamente los grandes diarios de todo el mundo. La publicidad. Esos anuncios breves, o de empleo, o de vivienda, que llenaban páginas y páginas y que antes de empezar el ejercicio eran una base segura de ingresos, se han perdido seguramente para siempre. Y no ha ocurrido de pronto. Ha ido sucediendo poco a poco, ante la pasividad de los muchas veces pomposos directivos de las grandes corporaciones de medios que estaban más ocupados en sus chalaneos con el poder político para conseguir concesiones en radio y televisión. Pensaban que ese mercado les iba a dar en el futuro una posición de ventaja frente a sus competidores. Y en el proceso se olvidaron de la Red.

Ahora, cuando no ver lo evidente se hace insoportable, su única receta es reducir gastos, empobrecer la calidad de las redacciones, asimilar tareas diversas sobre los hombros de una única persona, proclamar que los periodistas ha de adaptarse a este nuevo escenario...Y no reconocer sus errores.

Pero en vez de obsesionarse con la crisis y el ahorro de costes, deberían ampliar su mirada y su vocabulario. Recuperar alguna palabra perdida (rigor, por ejemplo) e incorporar, respetar y explotar alguna nueva: tecnología, movilidad, participación, interactividad, personalización...Y humildad, mucha humildad para conversar y aprender de los nuevos actores que desde la Red empiezan a convertirse en creadores de información, opinión y tendencias".

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